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Y Santoña se desbordó de anchoas

Y Santoña se desbordó de anchoas

Se cumplen 53 años del récord mundial de subasta de pescado en un solo día alcanzado por este puerto. En aquella jornada del 5 de abril de 1960 la flota pesquera descargó en la villa un millón y medio de kilos de bocarte.

Hubo un tiempo en el que la anchoa abundaba en los mares del Cantábrico. Los pesqueros de la región no tenían que recorrer millas y millas para lograr su ansiada captura. Y la cuota de bocarte no la marcaban las administraciones sino el intenso trabajo de los marineros. Santoña y sus vecinos más veteranos aún guardan en su histórica memoria aquellos años de bonanza, que alcanzaron su punto culminante en la década de los sesenta. Fue entonces cuando la villa registró el récord mundial de venta de pescado de una misma especie capturada con arte de cerco en una sola jornada. Para ser exactos, se subastaron 1.541.664 kilos de bocarte en el puerto santoñés. Una cifra difícil, por no decir imposible, de superar en la actualidad. De aquello se cumplen ahora 53 años. La fecha, un 5 de abril de 1960, está clavada en el recuerdo de los que vivieron aquella estampa de un muelle abarrotado de cestos en los que no cabían ni un solo bocarte más. Hicieron falta miles de manos para descargar durante horas y horas semejante cantidad de pescado.

Así lo relata Manuel Adolfo Muela, el presidente de la Sociedad para la Recuperación Histórica de Santoña, que entonces tenía 16 años y trabajaba en una fábrica local. «Estuvimos trabajando en el muelle hasta las doce la noche con muchas dificultades porque escaseaban los cestos, los carros y los caballos para poder transportar el pescado». Y es que los medios eran mucho más rudimentarios que ahora. Las anchoas se descargaban en unos cestos que los pesqueros alquilaban a sus dueños en el muelle. Después, se subían a unos carros tirados por caballos y se llevaban hasta la lonja para pesarlos y proceder a su subasta. Los responsables de las fábricas de conservas (existían 118 entre grandes y pequeñas en la villa) pujaban para hacerse con el bocarte que, después, transformaban en filetes de anchoa.

Las jornadas laborales en las fábricas se intensificaron al máximo en aquellos años. Los obreros trabajaban a destajo en la tareas de descabezado y salazonado. José San Martín, ‘Pepín’, el radiotelefonista de la Cofradía, recuerda que «no dábamos abasto para descabezar el bocarte y meterlo en las tinas». «Buscábamos la forma de conseguir ‘desatacar’ las fábricas y que hubiera sitio para que los barcos pudieran volver a la mar».

Tal era la cantidad que «había momentos en los que el bocarte se tiraba al suelo y se le echaba sal porque las tinas estaban completamente llenas». Era la única manera de mantenerlo hasta que hubiera sitio.

Y eso que niños con apenas diez años, nada más salir de la escuela, acudían a descabezar, junto con las mujeres, y con decenas de foráneos que recalaban en la villa, coincidiendo con la costera. Como anécdota, Muela apunta a que en la carretera de Cicero había un cartel que decía ‘Venezuela (por Santoña) a 5 kilómetros’.

LOS DATOS

Pesca subastada el día del récord. 1.541.664 kilos de bocarte.
Precio medio. 3,55 pesetas /kilogramo.
Número de muestras. Se presentaron 556 diferentes.
Pesca subastada en ese mes de abril. 7.892.000 kilos durante 17 jornadas hábiles en la mar.

Vía El Diario Montañés.

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