Los conserveros advierten del pequeño tamaño de las anchoas de este año

Los conserveros advierten del pequeño tamaño de las anchoas de este año

Los conserveros cántabros han reclamado que se gestione «bien» el caladero de la anchoa del Cantábrico para evitar «problemas» a corto y medio plazo y que solo queden bocartes de talla pequeña. Y es que ya este año, pese al aumento del cupo de pesca en un 18% en el Golfo de Vizcaya, no han capturado peces grandes, sino «muy pequeños», de 45 a 60 ejemplares por kilo, de modo que en las conserveras de la región y, también, del resto del país, han estado «muy cortos» de materia prima, al haber «escaseado» este año también, al igual que sucediera en 2013, los bocartes de tamaño apto para la fabricación de anchoas.

Así, si no se adoptan medidas en la gestión del caladero, puede haber «problemas» en un futuro, ha advertido el presidente de la Asociación de Conserveros de Cantabria (CONSESA), José Luis Ortiz, quien ha precisado que esas medidas no implican el cierre del caladero, sino que pasan por gestionarlo «bien».

En una rueda de prensa en la que se han presentado unas jornadas de internacionales sobre pesca sostenible, que se celebrarán este otoño en la localidad cántabra de Laredo, el representante de las conserveras ha abogado precisamente por llevar a cabo una gestión sostenible de los caladeros y los recursos pesqueros. Así, aunque el TAC (Total Admisible de Capturas) compete a la Unión Europea, los estados miembros pueden adoptar medidas para una mejor gestión.

Aunque Bruselas aumentó este año el cupo de pesca de bocartes -hasta superar las 20.100 toneladas en el caladero de Vizcaya, de las que más de 18.000 (el 90%) correspondían a España y el resto a Francia debido al crecimiento de la biomasa-, la gestión realizada ha llevado a capturar tallas «muy pequeñas».

No es, por tanto, un problema de «cantidad», sino de gestionar «bien» la pesca en el caladero, ya precisado Ortiz, que ha avisado que, de continuar esta tendencia, en un plazo de «dos o tres años» los ejemplares más grandes se irán desplazando y muriendo y «llegará un momento que solo quedará pescado pequeño». De momento, y pese a las 15.000 toneladas que han recibido esta costera las conserveras del Cantábrico para elaborar anchoa, los ejemplares de bocarte no han sido del «tamaño suficiente».

De todas formas, el presidente de Consesa no ha hablado de «pérdidas» en el sector, pues trabajan «a año y medio vista», es decir, que como el bocarte necesita un periodo de maduración de varios meses, todavía están trabajando con materia prima de la campaña del año pasado, cuando ya «escaseó» pescado de tamaño apto para la anchoa, que precisa ejemplares más adultos y grandes. Por eso, en la presente temporada se han quedado «cortísimos» de materia prima, y prevén que de seguir el «problema», dentro de unos meses las tallas del bocarte «irán bajando». Pero, «si se controla» esta situación, «no pasará nada».

Ante esta coyuntura, la directora general de Pesca del Gobierno de Cantabria, Pilar Pereda, presente también en la rueda de prensa, ha indicado, a preguntas de los periodistas sobre la necesidad o posibilidad de limitar el tamaño de la anchoa, que ya está establecida una talla legal, que es la de desembarque, aunque esta limitación pueda parecer «insuficiente».

Ha añadido al respecto que dicho tamaño se ha fijado conforme a criterios científicos, de modo que si se respecta el stock, ha precisado, la especie se comportará de manera sostenible. Así, para Pereda son los científicos los que deben asesorar y hacer recomendaciones para la gestión de un stock como el del bocarte, que es «muy vulnerable», tanto a la pesca como a las condiciones ambientales.

Y, al hilo de esto último, el jefe del área de pesquerías del Instituto Español de Oceanografía, Pablo Abaunza, presente igualmente en la comparecencia ante los medios, ha comentado que en ocasiones la naturaleza «da sorpresas», ya que si bien se plantea la gestión de una manera determinada, «la naturaleza responde como responde».

Este científico ha añadido que cuando la abundancia de ejemplares nuevos es «tan grande», el sector extractivo, esto es, los pescadores, «recoge lo que hay en la mar», y puede darse la circunstancia de que un año las capturas sean de talla menor que, como ha reconocido, no es «muy apropiado» para las conserveras.

En cualquier caso, Abaunza ha señalado que el sistema es «complejo», de modo que todos los agentes implicados deben evaluar la situación y analizar posibilidades de gestión con informes científicos sobre la mesa. Así, aunque en un año, por ejemplo, no se consiga lo que el sector conservero quiere, sí se puede ganar margen para transformar el sistema de explotación, y desplazarse los barcos a zonas donde estén los ejemplares adultos de anchoa.

De todas formas, y con todo ello, los participantes en la rueda de prensa han destacado que la pesca del bocarte en el caladero del Cantábrico es «bastante sostenible», aunque «queda mucho por hacer», pues es una especie de «vida corta» en la que influyen «mucho» las condiciones ambientales.

También es sostenible la pesca del verdel, mientras que el tamaño del stock de merluza es «favorable», aunque se pretende que la explotación pesquera de esta especie disminuya. Por contra, han comparado para concluir, la captura de la sardina no es sostenible.

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